13 Febrero, 2006
La directiva Bolkestein es un paso más en la liberalización de todos los servicios hasta ahora públicos. Es un ataque más contra todo aquello que los trabajadores luchando han conseguido a lo largo de la historia.
En realidad esta directiva europea es lo mismo que el AGCS (Acuerdo General del Comercio de Servicios), aquél que entró en vigor en 1995 para establecer la implantación de medidas progresivas de servicios esenciales. El obetivo de este acuerdo es suprimir cualquier restricción y reglamento estatal interno que se considere obstáculo al comercio.Todo esto incluye, como el sincero AMI (Acuerdo Multilateral sobre Inversión) recordaba, la fantástica posibilidad de que grandes multinacionales pudieran llevar a los tribunales a los gobiernos y a asambleas legislativas por lesionar los derechos del libre comercio…
La directiva Bolkestein pretende profundizar en la demolición de los servicios públicos, allá donde todavía no hayan perdido la batalla contra el capital, privatizando sanidad, educación, medios de comunicación, prestaciones sociales…Pero el capital no es un enemigo invisible, sino que toma un sentido absoluto en forma de multinacionales y grandes empresas. Todos estos acuerdos están destinados a romper la soberanía de los diferentes estados, englobándolos bajo un manto protector orquestado y organizado por los grandes señores del capitalismo.
Hay que recordar que actualmente de las 500 multinacionales, 477 tienen sede en la OCDE, que es la impulsora de estos acuerdos tan jugosos. Que de las 100 primeras potencias económicas, 51 son multinacionales y sólo 49 estados o que la riqueza de sólo 3 multimillonarios superaba en 1998 el PIB de los 48 países más probes.Cuando la verdad, el conocimiento y los servicios sociales se pliegan ante el avance destructivo del capital, éstos pierden su esencia y razón ser ser. ¿Alguien imagina acaso la privatización de la justicia sin que dejara de ser justicia? ¿Por qué ha de ser diferente en aspectos tan importantes como la educación?
¿Vamos a educar a nuestra sociedad para que los individuos sean personas con conocimientos o meros y simples consumidores?Afortunadamente el Parlamento Andaluz ha rechazado (aunque de poco sirva) esta directiva en cuanto que acertadamente se considera negativa para la libertad y perjudicial para la cotidianidad de las personas que conforman nuestra sociedad, que tanto ha luchado por llegar a este, insuficiente en cualquier caso, punto.
Y es que como alguien que no recuerdo dijo:Cada milímetro que el mercado y el capital ganen a la Razón hará falta luego reconquistarlo, contra la Historia, con los mismos esfuerzos con los que en su día se le arrancaron.
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